Hoy almorcé con Don Román en su departamento. Como usualmente ocurre, me abrió la puerta, vestido con su conservadora ropa (que debe tener fácil 20 años), extiende su brazo, me saluda y me dice: "hola mijo, pasa, pasa" y mirándome nuevamente continúa: "te estaba esperando, ya me estaba muriendo de hambre".
Y mientras comenzábamos a almorzar, con la clásica ensalada (lechugas, zanahorias, huevos rellenos, y cualquier otra cosa que siempre varía), se para, se sienta, que la empleada no cierra la puerta de la cocina, y que lo único que le interesa es oir nuestra "importante y confidencial" conversación de abuelo a nieto, de nieto a abuelo, de hombre a hombre...se le olvida la botella de agua en su escritorio, hasta que finalmente le pregunto: "y cómo has estado? y el trabajo?. Deja de comer su ensalada (a todo esto, yo ya hace un buen rato que estaba listo para empezar el plato de fondo) y comienza a contarme la historia de la Laguna Azul, en el Parque Nacional Torres del Paine...
La verdad es que es bien interesante la manera que tiene de describir el paisaje, tanto así, que para mí se me hace imposible transcribirlo, salvo si lo grabara...pero no es así. La caja de compensación le otorgó la responsabilidad de instalar un pequeño espacio para acampar, en un bosque de robles, a orillas de la Laguna Azul. Me contaba que sólo bastaba pararse en una "lomita", como él me contaba, para quedarse contemplando por un buen rato esa maravilla de entorno natural. Ni un solo sonido se oía, ni uno solo.
Así es como Don Román, ingeniero a cargo de dejar operativo un conjunto de terrenos aptos para el camping, más un par de "casuchitas", como me narra, que incluiría baños, duchas y lava ropa. Cada terreno, de 4 x 5 metros de dimensiones, también incluiría unos pequeños quinchos para sus cocinillas...
Es cierto que a ratos pierde un poco el hilo de la conversación y se introduce en sus recuerdos más lejanos, abismos que sólo él puede conocer e investigar, pero por dios que es interesante y entretenido conversar con él...en realidad, prácticamente son monólogos. Más los disfruto!
La verdad es que es bien interesante la manera que tiene de describir el paisaje, tanto así, que para mí se me hace imposible transcribirlo, salvo si lo grabara...pero no es así. La caja de compensación le otorgó la responsabilidad de instalar un pequeño espacio para acampar, en un bosque de robles, a orillas de la Laguna Azul. Me contaba que sólo bastaba pararse en una "lomita", como él me contaba, para quedarse contemplando por un buen rato esa maravilla de entorno natural. Ni un solo sonido se oía, ni uno solo.
Así es como Don Román, ingeniero a cargo de dejar operativo un conjunto de terrenos aptos para el camping, más un par de "casuchitas", como me narra, que incluiría baños, duchas y lava ropa. Cada terreno, de 4 x 5 metros de dimensiones, también incluiría unos pequeños quinchos para sus cocinillas...
Es cierto que a ratos pierde un poco el hilo de la conversación y se introduce en sus recuerdos más lejanos, abismos que sólo él puede conocer e investigar, pero por dios que es interesante y entretenido conversar con él...en realidad, prácticamente son monólogos. Más los disfruto!